ESTAMPAS
Oscar Giménez
Pero qué tal si te digo que el 70% de lo que llamas tu propia mente, en realidad es la mente de otro. Es decir que al menos el 70% de lo que piensas proviene de otra mente: un gran porcentaje de tu mente útil sigue los patrones que no son sencillamente tuyos.
A ver, ¿cómo es eso?
Inicialmente, la mente va ganando autonomía en la medida que el cerebro va desarrollándose y, para lograrlo necesita de unos elementos o contenidos. Lo primero es el lenguaje, que viene encapsulado en un tipo de patrones y valores: la cultura familiar, la ideología social, nacional y global. Ese es el primer estadio de la mente: desarrollamos las habilidades dentro de un sistema mental mayor. Esto nos permite relacionarnos, comunicarnos y socializar. Sería como un estado fantasioso: solo hay una verdad en la que pensamos y somos pensados, y todo se agota allí. La mente se adapta para sobrevivir y dibuja los rasgos de cada persona. En este estado la libertad es como una ilusión: la mente vive dentro de la caja de los patrones culturales pre establecidos y que ya están elegidos.
La mente inicia su segundo estadio cuando comienza a cuestionarse y a poner a prueba la consistencia de la caja en la que vive. En cierto momento de la vida es posible que alguien te haya dicho “abre tu mente” o hayas escuchado “es que soy una persona de mente abierta” para justificar sus opiniones divergentes.