MARITZA JIMÉNEZ
Óscar Ettedgui recibió el 9 de octubre su mejor regalo de cumpleaños: ver materializado el sueño de toda su vida. Ese día, cumpliendo los 27, el mundo entero escuchó su interpretación de Back to black, de Amy Winehouse, en La Voz, de Antena 3. Y conmovió. Desde los 12 años, cuando entendió que cantar era su destino, este joven talento ha estado preparándose, buscando su propia voz, guiado por una sorprendente intuición de lo que como artista quería lograr.
Nació en el seno de familias de artistas. Ettedgui no es un apellido ajeno al mundo del arte en Venezuela. Su tío Marco Antonio aún es recordado como uno de los más destacados talentos del teatro venezolano en los años 80; Marco, su abuelo, fue un reconocido pintor expresionista y presidente de la Asociación Venezolana de Artistas Plásticos. Verónica, su tía, es diseñadora, fotógrafa y artista gráfica.
Pero la música le viene por el lado materno. Su bisabuela y su abuela pertenecieron al Orfeón Universitario, y el abuelo tocaba el piano y el cuatro. “Desde que tiene un año, toca la pandereta a ritmo perfecto”, afirma su madre, quien lo arrullaba con canciones del Orfeón. A los seis años lo inscriben en el Sistema Nacional de Orquestas, donde toca violín y arpa clásica.
“Todo esto me ha nutrido y me ha hecho ser el artista que soy hoy en día”, comenta Óscar Ettedgui.
-¿Cómo empieza a cantar?
-Desde niño, con la pandereta, tocaba percusión por todas partes. Un día me regalaron una guitarra y empecé a practicar por YouTube. Pero luego, a los 14 años, empecé a cantar, y la felicidad y la sanación que eso me traía me demostró que era lo que quería hacer por el resto de mi vida.
-¿Cómo continuó desarrollándose ese interés?
-Aprendí piano y guitarra por YouTube, pero el canto fue algo más personal. Intentaron meterme en clases varias veces, pero por alguna razón sentía que no encajaba, que trataban de empujarme a un estilo, de quitarme un poco lo que yo quería ser. Poco a poco fui desarrollando mi propio estilo, viendo las cosas que me gustaban de mi voz y las que no. Me grababa mucho a mí mismo y escribía notas en una libreta de lo que no me gustaba. Pero no cantaba ni de cerca como canto ahora. Fui grabándome, escuchándome, cambiando cosas, hasta que logré estar feliz con mi estilo, con lo que transmito y con el tipo de voz que quería tener.
-Su primer viaje fue a Boston, donde ingresa al Berklee College of Music con una beca de Latin Grammy Foundation. ¿Cómo la obtiene?
-Con un par de videos cantando en español que envío por mi padre, porque yo ni siquiera pensé que pudiera tener chance. Gracias a eso pude empezar mis estudios en Berklee, con la que hice tres semestres en Boston y uno en Valencia (España), porque la escuela tiene un campus aquí.
-¿Por qué se va a Valencia?
-Siempre he sido de viajar, conocer y experimentar cosas diferentes, y tengo nacionalidad española por mi bisabuelo. Vivir en Europa era algo que me llamaba mucho la atención. Había estado antes en España, pero en Valencia nunca. Así que llegué, continué los estudios musicales, me descubrió un productor, Juan Luis Giménez, del grupo español Presuntos Implicados, y me quedé.