Pese a que la estética del calzado puede ser cuestionada, quienes lo usan los llevan con estilo, y por confort. El origen de ellos se ubica en la primavera - verano del 2013, con la aparición de unas sandalias de suela extra chunky, adornada con faux fur.
A partir de allí, los diseñadores empezaron a experimentar con distintas formas, que ganaron tanto aceptación, como críticas, pero al final, un espacio también en closets como el de Kendall Jenner, quien se ha decantado por este calzado.
El propósito de los "ugly shoes" es reinventar el estilo, apostar a la irreverencia, y dar comodidad. Ampliar la visión sobre quién define lo bello o estético, e imponer el confort sobre lo que es socialmente aceptable, o considerado como "bonito".