En un mundo donde el arte a menudo se percibe como una pasión antes que una profesión, la valenciana Valentina Giuffrida desafía el molde, pintando su propio camino hacia el éxito. Desde su Venezuela natal hasta las vibrantes galerías de Madrid, este joven artista no solo ha transformado lienzos, sino también la noción de cómo se forja una carrera sólida con pinceles y resiliencia.
Este amor hacia el arte aparece desde que ella era muy pequeña, y ella comenta que “todos los pintores y artistas somos niños, que nunca dejamos de lado nuestra pasión”, dejando en claro que esto no es un simple pasatiempo para ella. Durante su paso por una academia de pintura, a los 16 años, tuvo la oportunidad de dar clases a niños más pequeños y ahí fue cuando recibió su primer ingreso gracias al arte.
“Bien sea enseñando o pintando, ya estoy siendo capaz de generar ingresos con mi arte”, comenta Valentina. “También mis primeros cuadros me impulsaron muchísimo porque era adolescente y había gente creyendo en mí”.
El artista emigró a España antes de culminar sus estudios universitarios, pero esto no le afectó de ninguna manera durante su proceso como pintora. Al contrario, consiguió profesores que pudieron impulsar su experiencia y también su migración tuvo que ver con este crecimiento en su arte.
“La migración influye mucho en todo lo que hagas, debes enfrentarte a tantas dificultades y tantos obstáculos en el camino, que eso te fortalece. Yo creo mucho en el poder de la resiliencia que tienen todos los seres humanos en los cambios de su vida. Si creo que soy más independiente, más creyente de mí y he visto una evolución gigante con el paso de los años”, acota Giuffrida.

Para muchos, el arte es un reflejo del alma. ¿Cómo describirías tu proceso creativo, desde la idea inicial hasta su finalización? ¿Existe algún ritual que busques o que te funcione mejor?
La música es la que me inspira a llevar el cuadro. Yo empiezo con una idea y luego esta se transforma dependiendo de la música que estoy escuchando, las letras que van resonando conmigo, entonces la mayoría se basa en la música. Incluso desde pequeña estudié música pero creo que no tenía tanto talento como con la pintura.
Tu obra ‘El Grito de Roraima’ capturó muchas miradas. Más allá del reconocimiento, ¿qué significa para ti que una pieza tuya dialoga con un público tan amplio y en un espacio tan icónico como la Plaza Mayor?
Para mí fue una oportunidad. Un antes y un después para mi carrera. Después de Las Meninas, no tuve que trabajar en algo más que no fuese la pintura y eso se agradece en un mundo tan complicado como lo es el mundo del arte.
Que tantas personas hayan visto “El Grito de Roraima” me gustó mucho porque había una gran presencia latina, una presencia venezolana en un espacio tan icónico como Plaza Mayor y en un momento tan difícil para el mundo como lo fue vivir el Covid. Entonces presentar una situación sobre mujeres del Amazonas, como viven, sus genes, entre otros, para mí era importante. Viajé cuando fui adolescente a Amazonas y lo que vi me impresionó tanto que tuve que plasmarlo y hacerlo una obra de arte.
No solo participa con Las Meninas, también este año fuiste la expositora más joven en la Feria de Arte de Madrid, ¿cómo fue esa experiencia para ti?
Más que una experiencia, fue una universidad, un aprendizaje. Tanto en tema de galería, papelería, preparación, organización, las obras, el concepto, hay demasiadas cosas detrás de una exposición que hay que pensar y entiendo el por qué la gente se tarda un poco en hacerlo durante su carrera. Me lancé un poco al vacío pero para mí fue algo enriquecedor y lo volvería a hacer con arte nuevo.

¿Cómo inicia tu emprendimiento Gigi’s Lab?
Ya yo venía personalizando zapatos y bolsos en Golden Goose , una firma de lujo italiana, pero pensé en dedicarme más a los bolsos porque soy fan y amante de los bolsos. Entonces ofrecer personalizaciones de todo tipo, para mí era super especial, hacer algo distinto, y creo que di en el clavo porque me siento muy a gusto con cada pieza, que todas son diferentes.
Veo que todo el arte lo realizas con marcadores, ¿estos son especiales para que el diseño dure más en el lienzo (en este caso bolsos y zapatos)?
Sí, son marcadores especiales que están dedicados a ser usados en pieles, todo tipo de superficies, y que resistan mucho a cuestiones climáticas.
En la biografía de Instagram pones “ningún arte se repite dos veces”, ¿si a un cliente le gustó mucho un diseño publicado, es preferible se decante por otra idea más personalizada?
Me gusta apostar por lo diferente. De todas formas, es imposible que un ser humano haga la misma obra exactamente igual, siempre habrá algo que marque la diferencia o el cambio. Si cada ser humano es único, cada bolso tiene que ser único, así como los zapatos, pieza, obra de arte, y yo apuesto mucho a eso. Para repetir, entonces se hace el diseño digital, se imprime y listo, y ese no es el enfoque de la marca.

¿Cómo manejas los periodos de bloqueo creativo? ¿Hay alguna fuente de inspiración a la que recurras, o alguna estrategia para superar esos desafíos?
¡Qué buena pregunta! Con los bloqueos creativos, siempre veo películas, ellas son las que me sacan de esos bloqueos. Pueden pasar semanas o hasta meses donde veo películas hasta que aparece una donde me saca de ese bloqueo y puedo volver a pintar.
¿Hay algún concepto, técnica o material que te intrigue explorar y que quizás no hayas tenido la oportunidad de desarrollar aún? ¿Hay algún artista con quien quisiera trabajar o aprender?
Siempre he dicho que la cerámica y el vidrio es algo que me llama mucho la atención, es algo que me gustaría aprender a futuro. Y con un artista que me gustaría colaborar, ¡hay muchísimos! pero me gustaría hacer algo con Fer Da Silva de Valencia, Venezuela, también como Irene Pérez de Santander, España. Hay más, pero con ellos dos me gustaría hacer algo interesante.
Cuando miras hacia atrás en tu camino recorrido y hacia adelante en lo que te queda por crear, ¿cómo te gustaría que tu arte fuera recordado? ¿Cuál es la huella que Valentina Giuffrida busca dejar en el mundo del arte y en la sociedad?
Me gustaría que mi arte fuese grabado con un arte lleno de vida, color, femineidad, y de energía creativa que le pongo, así como tanto cariño y amor que le doy a cada pieza. Lo que más me importa, es que perduren en el tiempo, no importa si no se acuerdan de mí, pero que sea una obra que le llegue a muchos ya muchas generaciones.
La huella que busco dejar podría ser algo similar a lo que hizo Sofía Ímber, una mujer que aportó mucho a la historia del arte venezolano. Me gustaría ser un referente femenino en el arte para muchas niñas. Yo fui una niña que creció sin una referencia femenina joven venezolana. Con las redes sociales es más fácil encontrarnos. Quiero seguir creando desde el corazón para aportarle al mundo mi interior y no desde lo mediático.
Valentina Giuffrida
El laboratorio de Gigi
Eliza Pérez