Depresión posparto, cuando la fertilidad se torna gris

Lego del parto la madre se prepara para vivir una experiencia más intensa, que la vida en la gestación, ya que a medida que el cuerpo se recupera del esfuerzo realizado durante ambos procesos, el cerebro asimila su nueva realidad donde sus sueños, metas y decisiones ya no se enfocan solo en sí misma, sino también en su bebé.

En medio de este panorama, su bienestar cognitivo es vulnerable a sufrir depresión posparto. Un estudio que forma parte de una serie especial sobre salud materna, publicada en The Lancet Global Health, y citada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), revela que mediante el puerperio entre el (11%-17%) de las mujeres pueden sufrir depresión, mientras que el (9%-24%) ansiedad.

En ese sentido, es importante conocer que la melancolía posparto, es un estado mental, que se refleja a través de variaciones emocionales, y se manifiesta en los primeros dos a tres días después del parto, y puede durar hasta dos semanas.

Un vistazo a la complejidad de la depresión posparto

Las causas exactas de esta condición, que muchas mujeres viven en silencio, se desconocen, pero su aparición se puede vincular a la falta de sueño, cambios en las relaciones sociales y los niveles hormonales, como la caída abrupta de estrógenos y progesterona, que alteran el estado anímico después del embarazo.

El apoyo familiar y de la pareja es clave para superar este estado emocional

Igualmente, tener un familiar con antecedentes de depresión u otros trastornos del estado de ánimo puede aumentar el riesgo de desarrollar depresión posparto, que no debe confundirse con el
baby blues, ya que esta es una condición temporal y leve, mientras que la primera es más grave y duradera, lo cual depende de la intensidad con la que se manifiestan sus síntomas, entre estos:

Estado de ánimo depresivo o cambios graves de humor.

Llorar demasiado.

Dificultad para establecer un vínculo con tu bebé.

Perder el apetito o comer mucho más de lo habitual.

Incapacidad para dormir (insomnio) o dormir por largos períodos de tiempo.

Terrible fatiga o falta de energía.

Desmotivación por las actividades que disfruta.

Miedo y culpa de no ser una buena madre.

Desesperanza y pensamientos recurrentes de muerte o suicidio.

Cabe destacar que los estudios indican que esta condición, que afecta el vínculo afectivo madre e hijo, también la pueden desarrollar los padres primerizos y sentir los mismos síntomas que presentan las madres.

¿Cómo superar esta barrera?

Por lo general, el tratamiento de esta condición contempla la psicoterapia de la mano de la mano de un experto, que ayudará a afrontar los sentimientos, resolver problemas, plantear objetivos realistas y responder a situaciones de manera positiva.

También es importante estar cerca del bebé, cuyo gesto libera hormonas como la oxitocina, que tienen efectos positivos en el estado de ánimo.

Buscar el apoyo familiar y de la pareja.

Respetar las horas de sueño para evitar el estrés.

Practica el yoga y ten una dieta equilibrada.

Estas medidas también ayudan a prevenirla.

 

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