¿Para qué quieres casarte?

Patrick Dempsey y Michelle Monaghan en la cinta Quiero robarme a la novia

Las estadísticas sobre divorcios son absolutamente alarmantes. Cada vez son más las parejas que se divorcian en los primeros años del matrimonio.

Podríamos pensar que esto se debe a que cada vez hay mayor independencia económica en la mujer, por lo que la inestabilidad financiera, aunque aún está presente en muchas mujeres, pesa menos que hace 50 años.

También pareciera influir en el hecho de que el estatus de “divorciado” ya no sea visto como algo negativo y sea considerado como una salida rápida y disponible a la fuerte crisis que pueda estar experimentando la pareja. Notarán también que conseguir pareja se ha convertido en algo más simple con la llegada de las redes sociales y apps de citas. Pero ¿habrá algo más que explique que 7 de cada 10 matrimonios terminan en divorcio?

Hoy les quiero hablar de una explicación adicional que encontré en mis consultas: las motivaciones para el matrimonio. Analizando a cientos de parejas que terminaron en separación, me encontré que, a pesar de que muchos se dedicaron largo tiempo a analizar todo lo que falló durante la relación y por qué no valía la pena seguir trabajando en el amor, no se habían puesto a analizar si se casaron por los motivos correctos.

Cuando la decisión de casarse se toma con madurez la relación se fortalece

Muchos me contaban sus historias de amor y cómo fue que llegaron al matrimonio, y realmente, las respuestas fueron preocupantes. Las más comunes que encontré fueron:

  1. Nos casamos porque quedamos embarazados.
  2. Nos casamos porque teníamos mucho tiempo juntos y teníamos que avanzar o terminar.
  3. Me casé porque me daba dolor decirle que no.
  4. Me casé porque estuvo mucho tiempo presionándome para que le pidiera matrimonio.
  5. Me casé porque quería salir de casa de mis padres.
  6. Nos casamos porque queríamos irnos del país y era más fácil tramitar todo estando casados.
  7. Nos casamos porque es una tradición en mi familia y quería darle esa alegría a mis padres.
  8. Nos casamos porque pensamos que aumentar el compromiso solucionaría muchos de nuestros problemas en la relación.
  9. Me casé por miedo a envejecer solo.
  10. Me casé porque el reloj biológico me presionaba para tener hijos y no quería hacerlo sin estar casada.
  11. Nos casamos a los 3 meses de conocernos porque nos gustó muchísimo; y
  12. Me casé porque siempre he soñado con una boda por todo lo grande.

El matrimonio implica un nivel de compromiso muy alto que requiere de unas bases sólidas para no derrumbarse ante las nuevas responsabilidades y retos que atravesará la relación. Se trata de elegir a alguien para caminar en la vida, en las subidas, bajadas y monotonos terrenos planos.

Estaremos listos para casarnos cuando nos amemos mucho y queramos construir más cosas juntos, creamos en el matrimonio como algo diferente al concubinato, cuando la pasión siga encendida a pesar de que ya no son novedad para el otro, cuando puedan ser los mejores amigos y contarse todo sin miedo a sentirse juzgados, cuando tengan proyectos de vida compatibles y escojan la exclusividad de pareja como un modo de vida, cuando sientan que ya “quemaron” la etapa de soltería, cuando las discusiones hayan podido ser manejadas como el equipo que son, cuando sientan que el apoyo del otro es incondicional y cuando no tengan ni un ápice de duda de que quieren dar el paso.

Espero que esta reflexión nos lleve a conversar más sobre los motivos por los que las personas se casan. Tal vez, con muchas reflexiones compartidas podemos bajar el índice de divorcios.

Las grandes decisiones requieren de mucha claridad emocional y yo quiero poner de moda la terapia de pareja como un autobús para la transformación positiva de las relaciones. ¿Hay dudas? Vamos a conversarlo en la consulta antes de dar el paso.

Clínica de la Pareja:  @clinipareja  www.clinipareja.com

Estampas recomienda