Alimentos probióticos: ¿qué son y por qué debes comerlos?

Estos alimentos restauran el equilibrio de la flora intestinal

Tener una dieta balanceada y variada, rica en frutas, vegetales, legumbres, carnes magras, entre otros, es clave para estar saludable física y mentalmente. Entre los alimentos que se deben incorporar en nuestro plan nutricional también están los probióticos, que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) son “microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio para la salud del huésped”.

Estas bacterias son mucho más que un simple complemento dietético; son un pilar fundamental para el equilibrio de nuestro ecosistema interno, especialmente para mantener el equilibrio de la microbiota intestinal, cuya función es fundamental para una buena digestión, fortalecen el sistema inmunológico e incluso tu estado de ánimo, algunas cepas probióticas pueden ayudar a reducir los niveles de colesterol LDL («malo») y la presión arterial y mucho más.

Cómo actúan los alimentos prebióticos en tu intestino y sistema inmune

A diferencia de las bacterias patógenas que nos causan enfermedades, los probióticos trabajan en armonía con nuestro cuerpo. Cuando consumimos alimentos ricos en estos nutrientes, los probióticos pasan intactos por el estómago y el intestino delgado. Al llegar al colon, estas bacterias producen compuestos como los ácidos grasos de cadena corta (como el butirato), que ayudan a:

Reducir la inflamación.
Fortalecer la barrera intestinal.
Mejorar la absorción de nutrientes.
Equilibrar el sistema inmune.
Estos microorganismos crean una barrera protectora que desplaza a las bacterias perjudiciales que puedan. alojarse en la microbiota intestinal.

Su ingesta con regularidad mejora la absorción de nutrientes y vitaminas

La importancia de la microbiota intestinal

Conocida como flora intestinal la microbiota es un conjunto de microorganismos, bacterias, virus, hongos y otros seres vivos, que habitan en nuestro colon, y ejercen un papel protagónico en nuestra salud digestiva, ya que esta es capaz de digerir los nutrientes que nuestro cuerpo no puede por sí solo. En este proceso, se producen compuestos beneficiosos como los ácidos grasos de cadena corta, que son una fuente de energía para las células del intestino y tienen efectos antiinflamatorios, entre otras funciones.

​Cuando este delicado equilibrio se altera —lo cual puede ocurrir por el estrés, una mala alimentación, el uso de antibióticos o enfermedades—, se produce lo que se conoce como disbiosis intestinal, que se vincula a una serie de problemas de salud, desde trastornos digestivos como el síndrome del intestino irritable, hasta condiciones más graves como enfermedades autoinmunes y obesidad.

¿Cuáles son los mejores prebióticos naturales?

​A diferencia de los suplementos, los alimentos probióticos ofrecen una forma deliciosa y natural de obtener estos beneficios. Aquí tienes algunas de las fuentes más comunes:

​Yogur: Es, sin duda, el probiótico más conocido. Contiene calcio y proteínas.

Legumbres: (lentejas, garbanzos o edamame)

Plátano verde: (almidón resistente y pectina)

Avena y cebada: (beta-glucanos)

Bayas: (fibra y antioxidantes)

Espárragos: (inulina)

Ajo: (fructooligosacáridos e inulina)

Cebolla: (FOS e inulina)

Puerros: (FOS e inulina)

En resumen…

Al cuidar nuestra microbiota intestinal, estamos invirtiendo en la salud de nuestro sistema digestivo, fortaleciendo nuestras defensas, mejorando nuestro estado de ánimo y contribuyendo a un bienestar general. No se trata solo de añadir un alimento más a nuestro plato, sino de adoptar un enfoque integral que reconoce la profunda conexión entre el intestino y el resto de nuestro cuerpo, un vínculo fundamental para vivir una vida plena y saludable.

 

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