El evento “Grace of the World”, llevado a cabo por la Santa Sede, reunió a artistas de renombre internacional en la impresionante Plaza de San Pedro, donde la mezcla de géneros y estilos musicales reflejó la diversidad y la unión que la Iglesia Católica defiende en estos tiempos. Aquella velada estuvo llena de actuaciones que iban desde emotivas baladas hasta clásicos himnos, logrando conmover a los presentes y a millones de televidentes que siguieron la transmisión en vivo.
Karol G, conocida por su energía contagiosa y estilo urbano, sorprendió al público al interpretar una versión especial de una canción que evocaba esperanza y solidaridad, demostrando su capacidad artística y compromiso social. Andrea Bocelli, a su vez, cautivó con su voz única con un repertorio que abarcó desde piezas sacras hasta arias clásicas, y elevó el sentido espiritual de la velada.
Además, el evento fue una manifestación de colaboración entre artistas de diversas culturas y un mensaje potente de paz y unidad en un mundo que enfrenta numerosos retos. La presencia de personalidades como Karol G y Bocelli en el Vaticano subraya el rol del arte como nexo entre las personas y como vehículo para promover valores universales.
Una colaboración llena de gratitud
La primera actuación de la colombiana en el escenario fue interpretando “Mientras me curo del cora”. Quien deslumbró con un vestido largo y elegante, adornado con diamantes y con un peinado semirecogido de suaves ondas que encantó a sus seguidores. Vale destacar que “La Bichota”, se convirtió en la primera artista latinoamericana en presentarse ante el papa en la Plaza de San Pedro.

Uno de los momentos más memorables sucedió cuando Andrea Bocelli subió al escenario para cantar a dúo con Karol G. Juntos ofrecieron una conmovedora interpretación de “Vivo por ella”, que fusionó la potente lírica del tenor con la frescura y emoción de la cantante colombiana.
“Grace of the World” se coronó con un espectáculo aéreo con la presencia de 3,000 drones, que proyectaron imágenes inspiradas en los murales de la Capilla Sixtina sobre la cúpula de San Pedro.
El encuentro artístico en el Vaticano quedará marcado como una prueba de que el arte puede ser un lenguaje global que cruza fronteras y creencias, dejando una huella profunda en todos aquellos que tuvieron la fortuna de experimentarlo en vivo o a través de las distintas plataformas digitales.