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Carmen, la mujer libre, vuelve a Caracas

La mezzosoprano Marilyn Viloria, el tenor internacional Aquiles Machado Y el veterano barítono Gaspar Colón

La ópera «Carmen» de Bizet, el himno a la pasión indómita y la libertad femenina, llega al Teatro Municipal de Caracas en una versión radicalmente moderna que está generando conversación. Esta puesta en escena, que clausura el Festival de las Artes Escénicas Franco-Venezolano, es dirigida por Carlos Scoffio y busca reinterpretar el mito con un vestuario vanguardista y una reflexión urgente sobre la violencia de género y el feminicidio. Aquí te contamos todos los detalles de las dos únicas funciones: 1 y 2 de noviembre, a las 5:00 pm y 4:00 pm, y por qué no te la puedes perder.

Talento nacional en el escenario 

Con una propuesta actual y contemporánea, el espectáculo que busca enamorar al público de este género, está dirigido por la batuta del maestro Daniel Gil, y cuenta con un elenco de más de 150 artistas venezolanos entre músicos de la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas, el Orfeón Libertador, cantantes, actores, bailarines y un equipo técnico profesional de primera línea.

El repertorio actoral está integrado por grandes voces: la mezzosoprano Marilyn Viloria, como «Carmen»; el tenor internacional Aquiles Machado, como «Don José» y el veterano barítono Gaspar Colón como «Escamillo»; quienes estarán acompañandos por talentos de la talla de Annelia Hernández «Maricela»; Ninoska Camacaro «Frasquitos»; Talia Zimmermann «Mercedes»; Domingo Balducci «El Dencairo»; Arturo Bocarruido «Remandado»; Helio Pirela «Zuñiga»; Miguel Salvatierra «Morales» y la bailarina Diana Patricia; “La Macarena del Mundo”.

Una historia de amor, celos y violencia que sigue vigente 

Ambientada en la Sevilla de los años 1820, la pieza, centrada en las pasiones humanas, narra la trágica historia de amor de Carmen con Don José, un cabo de la guardia, quien sucumbe ante su poder seductor, renuncia a sus deberes como soldado y deja atrás su anterior compromiso con Micaela uniéndose a los contrabandistas para estar con ella, quien cambia su atención amorosa por el torero Escamillo, acto que define su destino y termina asesinada por su antiguo amante, cegado por los celos, ante los ojos del público.

La vestuario habla : cuando la moda del siglo XIX se encuentra con la vanguardia

La obra se mantiene ambientada en la Sevilla de 1820, pero la dirección apostó por una ruptura estética palpable a través de la indumentaria. La obra continúa siendo una necesaria reflexión sobre temas que están a flor de piel en la sociedad, como la violencia de género, el feminicidio y el machismo. En varias ocasiones la ópera ha sufrido modificaciones para acoplarse a los nuevos tiempos. Uno de los elementos que se ha adaptado en esta oportunidad es el vestuario con la incorporación de indumentaria moderna, donde las cigarreras no lucen los ropajes canónicos dieciochescos. En su lugar, hacen su aparición enfundadas en piezas vanguardistas, con looks que incluyen: 

Botas de cuero de caña alta.

Chaquetas modernas de cortes definidos.

Looks monocromáticos que simulan un uniforme.

Pantalones de corte moderno y blusas que evocan una estilización actual del arquetipo español.

Este cambio no es un capricho de moda, sino una declaración de principios. El objetivo es claro: presentar a nuestra femme fatale Carmen no solo como la gitana sensual de la obra original, sino como el arquetipo atemporal de la mujer emancipada y transgresora, que desafía cualquier norma social. De ahí que veamos a las cigarreras con piezas vanguardistas, rompiendo el molde de los ropajes del siglo XIX.

La propia Carmen, encarnación de la libertad dionisíaca, pasa de un traje completo azul cielo a un conjunto dominante en negro (blusa de tiras y falda) con el que procede a seducir a Don José. Por su parte, Don José comienza con su uniforme policial (pantalón y camisa azul marino con chaleco antibalas), pero en los actos finales opta por la elegancia atemporal del negro total, reflejando su caída.

La vestimenta inicial funciona como una diatriba visual que insinúa la atemporalidad de la transgresión, para luego plegarse al clasicismo ineluctable de los ropajes sevillanos en la consumación trágica.

En los actos finales, la indumentaria da un giro y apreciamos a las damas en el escenario junto a Carmen, rindiéndose un guiño a España, y adoptan el vestuario tradicional de la obra, con vestidos de flamenco en varios tonos, con detalles grabados, bordados confeccionados, en telas estampadas y satinadas. Los caballeros, como Escamillo, un hombre de mundo, vanidoso y valiente, que aborda la vida y el amor con la misma bravura con que enfrenta el ruedo, se enfundaron en trajes de luces, en varios tonos y con detalles bordados.

Por su parte, Don José se mantuvo en la elegancia de la modernidad con un look, protagonizado por el negro, con camisa y pantalón.

De acuerdo con la indumentaria tradicional para los hombres, esto implica un vestuario militar detallado –el uniforme de los Dragones de Alcalá para Don José–, y para el resto, trajes que reflejan la moda civil española de la época: los toreros con sus elaborados trajes de luces y las cigarreras con faldas de paño y lanas gruesas, mantillas sencillas y el mantón de Manila como accesorio de seducción y combate. En esencia, la paleta cromática es terrosa y el corte es pesado, reflejando el realismo del entorno obrero y militar. A diferencia de esta tradición, la presencia de botas de cuero de caña alta, chaquetas modernas de cortes definidos y otros accesorios que evocan el cuero o la seda, marca una ruptura estética radical con esta tradición.

La arquitectura efímera del escenario del Teatro Municipal se ha concebido para evocar la Sevilla del XIX sin caer en el didactismo excesivo. El diseño opta por un estilo que conjuga elementos de raigambre hispánica –quizás el uso sutil del hierro forjado y las molduras marcadas– con una disposición espacial minimalista y despojada, que prioriza el movimiento y la coreografía.

Los decorados no buscan reproducir la realidad, sino crear un lienzo telúrico sobre el cual la luz juega un papel esencial, oscilando entre la luminosidad cegadora del mediodía andaluz y la penumbra fatalista de la noche de la tragedia. La escenografía, en sintonía con el vestuario, se convierte en un espacio universal donde el drama de la fatalidad de Carmen puede consumarse sin ataduras temporales.

En cada momento de la ópera las voces de los actores se acoplaban con la sinfonía de la orquesta, proyectando en los rincones de la sala las melodías de la partitura de Bizet, desde el célebre y ominoso preludio que anuncia el destino, hasta las vibrantes canciones. La orquesta no solo acompañó con sus leitmotivs, sino que actuó como hilos conductores, entrelazando la seducción, los celos y el fatum sumergiendo al público en un paisaje sonoro lleno de emociones.

‘Carmen’ en los templos de la ópera mundial

Desde su polémico estreno en 1875 hasta su triunfo póstumo en Viena, la obra se ha convertido en la más representada del canon operístico global. Algunos de los teatros más importantes que han escenificado la obra son el Metropolitan Opera House de Nueva York, el Teatro Colón en Buenos Aires, el Teatro Real en Madrid y el Gran Teatre del Liceu en Barcelona.

Además, sus personajes han sido encarnados por cantantes de gran envergadura y de dilatada trayectoria como Teresa Berganza, la tempestuosa Maria Callas y la elegante Elīna Garanča, quienes han capturado la compleja amoralidad y el magnetismo ineludible de Carmen.

Por otro lado, figuras como Plácido Domingo, el apasionado José Carreras y el elocuente Roberto Alagna han dado vida a Don José.  Mientras que el rol de Escamillo ha sido inmortalizado por artistas como José van Dam y el gran Robert Merrill.

Un recinto con historia 

El panorama anterior nos invita a preguntarnos si pudo presentarse esta joya operística en un mejor escenario en Caracas. Al parecer no, ya que el Teatro Municipal, de corte neoclásico, inaugurado en 1881 como el Teatro Guzmán Blanco, trasciende la mera catalogación de espacio escénico; es parte del patrimonio cultural del país que en el momento de su construcción, inspirada en París, buscaba elevar a la capital venezolana a la altura de las grandes urbes europeas.

Su sala, que posee las condiciones para este tipo de espectáculo, albergó a figuras como la pianista Teresa Carreño y el tenor Alfredo Sadel, y el recinto fue declarado Monumento Histórico Nacional el 16 de febrero de 1979, consolidando su valor patrimonial.

La apoteosis póstuma y el clásico inmortal

​¿Qué podría haber pensado Bizet si hubiera atisbado el futuro? Que aquella obra, inspirada en la novela de 1845 de Prosper Mérimée, y que tan solo consiguió cuarenta y ocho representaciones en su temporada inaugural y lo sumió en la amargura, se alzaría tan solo meses después de su fallecimiento para iniciar una conquista triunfal que trascendería fronteras.

El compositor, que murió creyendo en el fracaso de su canto al libre albedrío, legó sin saberlo el clásico inmortal que redefiniría la ópera. Cada representación actual, incluida esta audaz encarnación caraqueña que juega con la dialéctica del vestuario moderno y clásico, es un acto de justicia poética para el genio que nos dejó esta partitura, un eco de su visión que nunca se extingue.

Lo que Georges Bizet legó al mundo no fue solo una serie de melodías pegadizas ni la mera musicalización de una novela, sino un tratado semántico sobre la condición humana y la inexorabilidad del sino.

​Aunque Bizet nunca pisó la ciudad que inmortalizó, su ingenio musical logró evocar una Sevilla vibrante y fatalista con una precisión imaginaria.

​El tripartito de la cultura en Caracas

​El hecho de que esta obra, concebida por un genio francés y basada en un imaginario español, se represente en un país como Venezuela, da lugar a una simbiosis cultural de una riqueza encomiable. Este encuentro en el ámbito de la alta cultura no solo celebra la universalidad del arte, sino que reafirma la tradición lírica venezolana como un nexo vibrante en el continuum cultural latinoamericano.

Teatro Municipal de Cararcas (@teatromunicipalccsoficial)

Producida por (@imageproducciones)

Director Carlos Scoffio (@gladiadorccs)

Mezzosoprano Marilyn Viloria (@marilynviloria0310)

Tenor  Aquiles Machado (@amachadotenor)

Veterano barítonoActor Gaspar Colón (@gasparcolonmoleiro)

Bailarina Diana Patricia (lamacarenadelmundo)

Director musical Daniel Gil (@danielgilconductor)

Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas (@orquestamunicipaldecaracas)

Orfeón Libertador (@orfeonlibertador

Embajada de Francia (@embafrancia)

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