La opulencia de Schiaparelli colmó los espacios del histórico Petit Palais de París, durante la Semana de la Moda de Alta Costura, donde su director creativo Daniel Rosebery presentó su colección SS25, inspirada en el mito griego de Ícaro, para la maison.
Durante el desfile cada prenda, que parecía extraída de un museo, invitaba a explorar los horizontes creativos del mundo de la moda. Entre los momentos más impactantes del evento, destacaron vestidos bañados en tules etéreos, corsés construidos con técnicas victorianas, chaquetas S-shape con hombros exagerados que redefinía la silueta clásica, y vestidos drapeados como un líquido que fluía con gracia sobre las modelos, creando un efecto hipnótico de movimiento y textura.
Igualmente, el uso de las plumas bañadas en glicerina –una técnica única que añadió peso y movimiento a los diseños–, junto con bordados hechos a mano que requerían cientos de horas de trabajo, demuestran que Rosebery entiende que la moda no tiene límites.
El uso de materiales como neopreno satinado, cuarzos ahumados y bordados minuciosos, combinado con la narrativa mitológica generó, en la pasarela, una atmósfera sublime que parecía estar suspendido en el tiempo. Rosebery lo describió como “quince minutos de realidad suspendida”.
Descifrar el pasado para transformar el futuro
En su colección Rosebery reinterpreta el legado de Elsa Schiaparelli, y traer de vuelta elementos icónicos como las palomas, los candados y los motivos anatómicos, los cuales plasma de forma fresca y delicada en sus diseños.
Cabe destacar que el maestro del diseño no se limitó solo a explorar los archivos de Schiaparelli; sino también rindió homenaje a los grandes nombres de la alta costura: Madame Grès, Paul Poiret, Charles Frederick Worth y Azzedine Alaïa, entre otros y transformar su legado en una colección que abarcó siluetas que evocaban diferentes épocas: desde los años 20 hasta los 90.
