La lactancia materna: un acto de vida y amor

La falta de lactancia materna durante las primeras etapas del ciclo de vida puede generar efectos negativos en la salud a corto y largo plazo elevando el riesgo de tener enfermedades como anemia, desnutrición, sobrepeso y obesidad. Es por ello que cada año desde el 1 al 7 de agosto se conmemora en 179 países la Semana Mundial de la Lactancia Materna, una fecha panorámica la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, es una agencia de la ONU (Unicef) en 1992 para promover la importancia de este acto de amor que fortalece el vínculo afectivo entre madre e hijo.

Según los últimos informes de estos organismos internacionales la tasa global de lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida se sitúa en un 48%. Este dato representa un aumento de más del 10% en los últimos 12 años.

Un gesto de vida

Tanto la OMS como la Unicef recomiendan mantener la lactancia materna exclusiva, y evitar el suministro de fórmulas, durante los primeros seis meses de vida del bebé, y continuarla junto con una dieta complementaria hasta los dos años o más.

La leche materna garantiza una fuente de alimentos segura, rica en anticuerpos, células inmunes y otros factores de protección que refuerzan el sistema inmunológico del bebé, mitigando en un
60% en estos el riesgo de morir por síndrome de muerte súbita infantil, comparados con los que no son amamantados.

También, disminuye la vulnerabilidad de desarrollar diabetes tipo 2, leucemia, otitis, neumonía, en otras estimulando su desarrollo físico y mental saludable.

Cabe destacar que este acto no solo beneficia al bebé, sino que también tiene un impacto positivo en la salud física y emocional de la madre, ya que el proceso de succión del bebé libera oxitocina, una hormona que ayuda a que el útero se contraiga y vuelva a su tamaño original más rápidamente, lo que reduce el riesgo de hemorragias posparto.

Igualmente, disminuye el riesgo de desarrollar cáncer de mama, cáncer de ovario, diabetes tipo 2 y osteoporosis en el futuro.

Además, el contacto con el bebé y la liberación de hormonas como la oxitocina y la prolactina promueven sentimientos de calma, bienestar y reducen el riesgo de depresión posparto.

Aliados naturales que elevan la producción de leche materna.

La producción de leche se basa en el factor de “oferta y demanda”: mientras más succiona el bebé, más leche se produce. Sin embargo, algunas mujeres pueden desarrollar hipogalactia, una condición en la que una madre no genera suficiente leche, lo cual se debe a factores como el estrés posparto, alteraciones estructurales de la glándula mamaria como la hipoplasia mamaria o enfermedades como el hipotiroidismo o el síndrome de ovario poliquístico.

Este efecto se puede disminuir con una dieta equilibrada rica que contempla alimentos como la avena, verduras de hojas verdes oscuras (brócoli o espinaca), frutos secos (almendras o nueces), cebada y frutas (fresas o papaya), que son ricas en vitaminas que también favorecen el funcionamiento del organismo.

Apoyar a la madre lactante, proporcionarle el conocimiento y el aliento necesarios, es una inversión en la salud y el bienestar de la próxima generación.

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