Sjandra Rendón
¿Qué papá no llega cansado del trabajo y al entrar pone la corbata o la camisa sobre lo primero que encuentra y un poco más adelante los zapatos para esperar los abrazos de Carlitos y Adrianita? Es una escena por demás tierna y alentadora, pero el encanto termina cuando pasan las horas y aún siguen sus indumentarias en el mismo lugar en donde las dejó al llegar. Ahora no hay excusas, los tiempos son distintos y más reducidos, con más responsabilidades y cosas por hacer.
Entonces es la hora de poner orden y hacer más confortable los lugares en los que organizamos nuestros enseres y la ropa. Al ver todo tan puesto como de revista, de seguro nos motiva a mantenerlo así y nos pone hasta más creativos.
Hay papás que tal vez se apliquen, se arman con herramientas y se alientan a mejorar algunas cosas en casa. Otros prefieren llamar al amigo Rafa para que le dé una manito con algunas reparaciones, pero todo es válido si queremos mejorar en el hogar y garantizar la armonía visual general.
Aquí hablaremos de los vestidores, closets, armarios o ese lugar para almacenar pantalones, camisas, franelas, zapatos, batas, shorts y demás artículos personales de la manera más chic y cómoda posible. Para ellos resultan bastante útiles las repisas; esos pedazos de madera de cierta medida que pueden ir incorporados o aéreos, y que le dan un toque serio al asunto para organizar y mantener todo a la vista listo para ser usado.
Planificar un vestidor, un closet o un armario no necesita de la supervisión de un interiorista, sino ver la orientación de lo que queremos para nuestro confort y practicidad, tomar las herramientas y comenzar este proyecto que facilite la cotidianidad.
Precisa una lista para hacer la medida
Primero debemos hacer una lista tanto mental como escrita para clasificar la ropa que queremos doblada y la que queremos colgar. Hacer un inventario rápido nos ayudaría a agilizar el proceso. Las medidas importan en estos casos y debemos determinar los metros lineales que ocupa la ropa, si es que papá usa muchos sacos, o camisas y las desea colgadas. Depende también de su altura para mayor la comodidad.
Si la decisión es tener las camisas dobladas, lo ideal y lo más funcional es crear repisas deslizables – extraíbles. Imaginemos para ello entonces disponer de un módulo de 100 centímetros aproximadamente de ancho que contenga dos espacios o zonas para repisas. De la mitad para abajo dividirlo con varias repisas extraíbles en el que se puedan colocar un aproximado de 40 camisas. Se puede hacer inclusive una doble hilera de 50 centímetros de ancho. Esto permitirá que sean organizadas por color o por estilos. Le otorga practicidad y comodidad a papá. Ya en la parte alta de estas repisas de camisas, se puede hacer una división con una tabla y colocar los suéteres, franelas o pullovers.
Sacos, chaquetas y pantalones
El espacio del armario, ya teniendo uno de sus lados diseñados para las camisas colocadas en repisas extraíbles, en el otro podemos instalar una barra de 140 centímetros de ancho para las chaquetas o sacos. A la mitad se diseñan unas gavetas para guardar lo que corresponde a la ropa íntima y en la parte de abajo otra barra en el que se pueden colgar los pantalones doblados estratégicamente. Todo se vería compacto y bien organizado en unos pocos centímetros, en los que se aprovecha cada milímetro a nuestro favor.
El especial para pantalones
En esa parte de abajo que se dispone para los pantalones, se pueden hacer dos secciones para colgar según la ocasión. Una primera mitad del lado derecho puede ser para los pantalones de vestir y el lado izquierdo para los casuales.
Corbatas o correas
Como hablamos de aprovechar cada centímetro, la pared es la aliada de papá para concretar su proyecto de organización de vestuario. Se puede instalar una nueva barra que no interfiera con ningún otro espacio para poder colgar las corbatas o las correas, si es que éstas últimas no fueron guardadas en alguna gaveta. En todo caso, con el tema de las corbatas, estarían a la vista y no le restan espacio al armario que aquí hemos diseñado. A papá siempre se le ocurren ideas maravillosas, pero si se le da un empujoncito con ideas sencillas y que no recargan el presupuesto familiar, este tipo de trabajos se hacen más apetecibles. Sin dudas tener una idea y visualizar espacios con tanta organización, es un esfuerzo que vale la pena porque, además, nos garantiza paz mental y armonía en el ambiente. Papá, ¿lo intentamos?