Hablamos del preocupante auge de los llamados “incels” (célibes involuntarios) y cómo esta ideología, profundamente misógina, está encontrando un terreno peligrosamente fértil en las redes sociales, afectando de manera insidiosa particularmente a los adolescentes, incluso en nuestro contexto latinoamericano.
Quizás el término “incel” resulte ajeno, pero su origen, aunque bien intencionado, ha tomado un giro oscuro. A mediados de los noventa, una mujer canadiense llamada Alana creó un proyecto en línea con la idea de ofrecer un espacio de apoyo a personas que experimentaban la soledad y la dificultad para establecer lazos íntimos, sin importar su género u orientación sexual (Seltzer, 2021). Sin embargo, con el tiempo, este término fue apropiado y retorcido por hombres heterosexuales que volcaron su frustración y resentimiento hacia las mujeres, culpándolas de su falta de relaciones. Así nació la subcultura “incel” que hoy alarma: un caldo de cultivo de odio y misoginia que no conoce fronteras.
Un Refugio Virtual que Amenaza sus Mentes
Para muchos adolescentes que lidian con la inseguridad propia de su edad, la timidez o las dificultades para conectarse con otros, las comunidades en línea pueden aparecer como un oasis de validación y pertenencia. Sin embargo, tras esta fachada de comprensión, se esconde un peligroso laberinto donde se exponen a un lenguaje cargado de odio visceral hacia las mujeres, teorías conspirativas sobre las relaciones interpersonales y una visión completamente distorsionada de la sexualidad y el consentimiento (Hoffman et al., 2022). Es crucial entender que estos espacios y esta retórica misógina también están presentes en comunidades de habla hispana, como lo han señalado análisis sobre la “manosfera” en España (Universidad Complutense de Madrid, 2021).

La Trampa Algorítmica: Contenido Misógino al Alcance de un Clic
La arquitectura de las redes sociales está diseñada para mantenernos enganchados, y sus algoritmos, aunque preferidos, pueden convertirse en aliados involuntarios de esta peligrosa ideología. Si un muestra adolescente el más mínimo interés, incluso por curiosidad pasajera, en temas relacionados con la frustración romántica o la crítica hacia las mujeres, es muy probable que los algoritmos comiencen a bombardear su pantalla con contenido cada vez más extremo y polarizado (O’Brien, 2023). Esta exposición constante y gradual puede normalizar ideas peligrosas y hacer que los jóvenes se identifiquen con narrativas llenas de resentimiento y odio, un fenómeno que también se observa en el contexto latinoamericano, donde la violencia de género en línea es una preocupación creciente (IDEA Internacional).
¿Podemos proteger a nuestros adolescentes? ¿Qué se puede hacer?
Afortunadamente, existen medidas concretas que se pueden tomar para protegerlos y fomentar una cultura digital más sana:
- Abrir las líneas de comunicación: Es fundamental hablarles sobre relaciones saludables basadas en el respeto mutuo, la igualdad de género y el consentimiento, considerando las particularidades culturales y sociales de Latinoamérica. Debemos crear un espacio seguro donde se sientan cómodos para compartir sus inquietudes y lo que encuentran en internet, sin temor a ser juzgados.
- Fomentar una mente crítica: Enseñándoles a cuestionar la información que consume en línea, a identificar fuentes confiables ya reconocer las narrativas extremas y simplistas que a menudo se propagan en estos entornos, prestando especial atención a cómo se manifiestan estos discursos en el contexto latinoamericano. Ayudémosles a desarrollar un pensamiento crítico para que no se asimilen a cualquier discurso que aparezca en su pantalla.
- Monitoreo y supervisión (con diálogo): Si bien la privacidad es importante, es crucial estar al tanto de las actividades en línea de los adolescentes, especialmente si se notan cambios preocupantes en su comportamiento o estado de ánimo. Esto no implica espiar, sino establecer límites claros y mantener una comunicación abierta sobre lo que consume en el mundo digital, siendo sensibles a las dinámicas familiares y sociales propias de nuestra región.
- Promover y cultivar conexiones reales: Animándoles a participar en actividades fuera de línea, a construir amistades genuinas ya desarrollar habilidades sociales en el mundo real, dentro de nuestros propios contextos comunitarios y culturales. Las relaciones humanas significativas son un antídoto poderoso contra el aislamiento y el resentimiento que alimenta estas ideologías peligrosas.
- Buscar ayuda profesional: Si se sospecha que un adolescente está involucrado en comunidades en línea con ideologías dañinas o muestra signos de radicalización, no se debe dudar en buscar la ayuda de psicólogos o terapeutas especializados en adolescentes y entornos digitales.

La era digital presenta desafíos inéditos en la crianza, pero también brinda la oportunidad de educar a nuestros jóvenes en valores de respeto, igualdad y empatía, arraigados en nuestra propia realidad latinoamericana. Estar informadas y vigilantes es el primer paso para protegerlos de las sombras que acechan tras la pantalla. La conversación abierta y la acción decidida son las mejores herramientas para construir un entorno digital más seguro y un futuro más igualitario para todos.
Referencias:
Hoffman, B., Ware, J. y Shapiro, R. (2022). Evaluación de la amenaza de la violencia incel . Consorcio Nacional para el Estudio del Terrorismo y las Respuestas al Terrorismo (START).
IDEA Internacional. (sf). Violencia política de género en la esfera digital en América Latina .
O’Brien, S. (2023). La radicalización algorítmica de las comunidades en línea . Revista de comportamiento en línea, 3 (1), 1-15.
Seltzer, A. (2021). Rebelión Incel: El auge de la manosfera y la guerra virtual contra las mujeres . Prensa de la Universidad de Columbia.
Universidad Complutense de Madrid. (2021). Cartografía de Investigación sobre Misoginia Online y Manosfera en España: Mirando al Futuro .