Cada 9 de febrero, el mundo se une para celebrar el Día Mundial de la Pizza, un plato que ha conquistado paladares y corazones en todos los rincones del planeta. Esta fecha no solo conmemora su delicioso sabor, sino también su rica historia y su profundo significado cultural.
Un viaje culinario a través del tiempo
La pizza, con sus orígenes humildes en la antigua Roma, ha evolucionado hasta convertirse en un símbolo de la cocina italiana y un fenómeno gastronómico global. Desde la tradicional pizza napolitana, con su masa fina y sus ingredientes frescos, hasta las innovadoras creaciones culinarias que fusionan sabores de todo el mundo, la pizza ha demostrado ser un lienzo en blanco para la creatividad y la experimentación.
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Ingredientes
Para la masa:
1 kg de harina de trigo todo uso o panadera
1/2 litro de agua
1 cucharada de sal
1/4 de taza de aceite de oliva extra virgen
1/4 de taza de levadura fresca
Para la cubierta:
2 cucharadas de aceite de oliva
2 dientes de ajo triturados
4 tomates pelados escurridos y sin semillas
1/2 cucharadita de sal
225 g de queso mozzarella rallada
1 cucharadita de albahaca cortada en julianas finas
Aceite de oliva extra virgen al gusto
Pimienta recién molida si lo desea
Para armar la pizza:
- Precalentar el horno a 260°C
- Se estira la masa una vez lista dándole la forma redonda característica, untar aceite con un pincel en la corteza.
- Poner encima el tomate, el queso y la albahaca. Rociar con aceite.
- Introducir la pizza por unos 8 o 10 minutos o hasta que la corteza se dore y el queso empiece a burbujear.
- Sacar del horno y cubrir con queso parmesano.
- Dejar enfriar en una rejilla por unos 2 ó 3 minutos antes de cortar en porciones y servir.
Más que un plato, un patrimonio cultural
En 2017, la UNESCO reconoció el arte de los pizzaiolos napolitanos como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, destacando su habilidad para transformar ingredientes sencillos en una experiencia gastronómica única. Este reconocimiento subraya la importancia cultural de la pizza, que va más allá de su valor nutricional y se ha convertido en un símbolo de convivencia, celebración y tradición.