Las celebraciones traen cenas copiosas, desvelos, viajes y brindis, justo en un momento en que el cuerpo ya está trabajando al máximo para formar una nueva vida. Por eso, adaptar las fiestas a las necesidades del embarazo —y no al revés— es una forma de resguardar tu salud y la del bebé.
Además, muchos platos y bebidas típicas de estas fechas no son los más recomendables para ingerir durante la gestación: hay alimentos que conviene evitar por riesgo de infecciones y otros que pueden generar aumento de peso, acidez o la subida de azúcar.
A esto se suma que el estrés navideño debido a hábitos comunes de la temporada (compras, atender a las visitas y organizar las fiestas) puede aumentar la sensación de fatiga y alterar el sueño, justo cuando el descanso es más necesario.
Celebra las fiestas cuidando tu salud
La adopción de hábitos saludables permiten disfrutar de la familia, la mesa y las tradiciones, manteniendo el embarazo controlado y evitando sobresaltos innecesarios.
Seleccionar bien las reuniones: no es obligatorio acudir a todas las cenas, brindis y fiestas; prioriza los eventos más importantes y mantén el resto como opcionales.
Evita las aglomeraciones, los ambientes muy cerrados y ruidosos, y planifica una hora de salida para no trasnochar en exceso.

Alimentación segura: modera las cantidades y opta por carnes bien cocidas, asadas bajas en grasas como pollo, pavo o pescado y degustar las con una guarniciones de verduras cocidas o ensaladas bien lavadas.
Evita comer embutidos crudos, ahumados, mariscos poco hechos, quesos no pasteurizados cuyo exceso de grasa eleva el riesgo de aumentar de peso.
Cero alcohol y moderar cafeína: los expertos recomiendan no consumir nada de alcohol, ni siquiera “un sorbito” de vino o ponche, porque pasa a la sangre del bebé. Sustituye por cócteles sin alcohol, jugos naturales y agua; limita café, té, bebidas energéticas y refrescos de cola a un máximo de una taza o vaso al día, si tu médico no indica lo contrario.
Mantenerse activa, pero sin excesos, las caminatas suaves son un excelente ejercicio en Navidad: pasear viendo luces o mercados navideños puede ser tu actividad física del día. Evita actividades de alto impacto, cambios bruscos de temperatura y esfuerzos intensos (cargar bolsas pesadas, muchas horas de pie) que aumenten el cansancio o el dolor lumbar.
Priorizar el descanso y reserva momentos tranquilos lejos del ruido para bajar el nivel de estrés.
Usa ropa, calzado cómodos y cremas hidratantes para proteger tu piel del efectos de las bajas temperaturas.
Consultar antes de viajar o trasnochar mucho. Si planeas viajes para ver familiares, comenta la ruta, el medio de transporte y la semana de gestación con tu obstetra para verificar si es seguro.
Ante cualquier síntoma de alarma (dolor fuerte, sangrado, contracciones regulares, fiebre, hinchazón brusca, visión borrosa), acude a urgencias y deja de lado la celebración.
Con estos cuidados, la Navidad se convierte en una oportunidad para conectar con tu bebé, crear nuevas tradiciones más calmadas y llegar al final de las fiestas con energía y tranquilidad para la etapa que viene.