El estrés en Navidad no solo afecta nuestro estado emocional, sino que también deja huellas visibles en nuestra piel, acelerando su envejecimiento y deterioro.
Cuidar la piel, nuestra barrera protectora contra agentes externos, en estas fechas no solo es cuestión de salud, ya que el estrés acumulado puede afectar significativamente su apariencia y bienestar.
Cuando estamos estresados, el cuerpo produce hormonas como el cortisol, a causa de la presión ante momentos difíciles una dieta deficiente, la exposición a ambientes fríos y la falta de sueño, dejan la piel débil que puede alterar la producción de grasa, favoreciendo la aparición de brotes de acné, perdida del brillo y resequedad en la dermis.
Estos no son los únicos efectos, ya que también puede contribuir a aumentar los signos de envejecimiento prematuro, como líneas finas y pérdida de elasticidad, debido a la disminución en la producción de colágeno.
Mantener la belleza y la salud en Navidad
Afortunadamente, existen hábitos que pueden marcar una gran diferencia y cuidar su apariencia.
La ingesta regular de agua favorece la eliminación de toxinas. La crema hidratante también es fundamental para proteger la barrera cutánea del frío y el viento.

Tener una alimentación equilibrada, con frutas, verduras y alimentos ricos en antioxidantes, combate los daños del estrés oxidativo y brinda una apariencia fresca y luminosa.
Además, moderar el consumo de alcohol, cafeína y alimentos procesados minimiza la carga que el estrés y la alimentación poco saludable pueden ejercer sobre la piel
Otro aspecto importante es respetar las horas de sueño, que permite que la piel se regenere y reduce la aparición de signos de cansancio.
Practicar técnicas de relajación como la respiración profunda, el yoga o un masaje facial disminuye los niveles de cortisol.

En esta temporada, es recomendable vestir varias capas de ropa, preferiblemente de algodón o lana, junto con suéteres gruesos, chaquetas térmicas o monos que mantengan el calor corporal sin irritar la piel.