Las redes sociales han revolucionado la forma en que las personas se comunican, comparten información y se mantienen conectadas en la era moderna. Sin embargo, su uso excesivo puede afectar el bienestar mental y emocional de los jóvenes, lo cual es un tema de creciente preocupación en los últimos años.
El bienestar mental y entretenimiento
El uso desmesurado de estos espacios virtuales eleva la ansiedad y la depresión entre los jóvenes que pasan largas horas consumiendo contenido en plataformas como Facebook, Instagram, Twitter, TikTok, entre otras para mantenerse entretenido.
Un efecto sigiloso
Además, la constante comparación con otros, la búsqueda de validación a través de “likes”, comentarios, la exposición a imágenes idealizadas de vidas y cuerpos perfectos pueden afectar la autopercepción que tienen de sí mismo, su autoestima, estado de ánimo, elevar el riesgo de padecer trastornos de conducta alimentaria (TCA) que se presentan a través de la preocupación por la comida y, en la mayoría de los casos, por el peso y la condición física, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El uso de filtros, la presión por la imagen corporal perfecta, la publicidad engañosa y la sobreinformación nutricional, son parte de los factores de riesgo que pueden desencadenar dichos trastornos.
Hablamos de problemas psicológicos como la anorexia o la bulimia nerviosa, las cuales limitan la ingesta de alimentos, disminuyen el consumo de vitaminas, minerales y el peso por debajo del nivel normal, que pueden elevar el riesgo de tener dismorfia, ya que no se sienten bien con su cuerpo y por lo cual muchos usuarios utilizan los llamados filtros para ocultar su apariencia en su obsesión con un defecto percibido.
Una investigación realizada por Facebook concluyó que Instagram es tóxico para sus usuarios, sobre todo para las adolescentes. “Un 32% de chicas dicen que cuando se sienten mal con su cuerpo, Instagram les hace sentir peor”, detalla el informe interno Los archivos de Facebook, publicado por The Wall Street Journal, cuyo documento indica que “las comparaciones con lo que ven en Instagram pueden alterar el modo en que las jóvenes se perciben y describen a sí mismas”, señala la compañía liderada por Mark Zuckerberg en el escrito, reseñado por medios internacionales.
En ese sentido, medios internacionales reseñan que el 14,3% de las muertes en todo el mundo, aproximadamente 8 millones de muertes anuales, son atribuibles a trastornos mentales. A nivel global 70 millones de personas han sido diagnosticadas con TCA y solo en Estados Unidos muere una persona cada hora a causa de un trastorno alimentario. Muchas de estas muertes no se deben a consecuencias para la salud relacionadas con el hambre, sino al suicidio: 1 de cada 4 personas con anorexia nerviosa o bulimia nerviosa intentará suicidarse, y aquellas con anorexia tienen un riesgo de muerte por suicidio 31 veces mayor.
No obstante, pese a que algunas plataformas han tomado medidas contra los contenidos que fomentan de manera explícita los trastornos alimentarios permiten a sus usuarios publicar materiales que promueven esta conducta bajo la premisa de ser un estilo de vida.
Cabe destacar que los jóvenes pueden desarrollar adicción a las redes sociales, que se caracteriza por la incapacidad de controlar el tiempo dedicado a estas plataformas y la necesidad compulsiva de revisar constantemente las notificaciones, también es un fenómeno preocupante que puede interferir con el cumplimiento de sus responsabilidades académicas, familiares y sociales.
En ese sentido es importante recordar que las apps y los videojuegos constan de mecanismos y estrategias que podemos considerar potencialmente adictivos, ya que su máximo interés es que estemos conectados el mayor tiempo posible.
Es importante que los padres estén conscientes de estos riesgos y establezcan un uso equilibrado y saludable de las redes sociales en los adolescentes, por ello es importante fijar límites de tiempo, promover la actividad física, fomentar la autoaceptación y el amor propio pueden ser medidas clave para contrarrestar los efectos negativos de las redes sociales en la salud corporal de los jóvenes.