Adiós al estrés en la menopausia: guía para equilibrar el cortisol

En esta etapa, que no se manifiesta de la misma manera ni a la misma edad en todas las mujeres, inicia entre los 40 y 46 años con la premenopausia, la transición antes de la menopausia, caracterizada por el fin de la menstruación y síntomas vasomotores como los sofocos, entre otros. Sin embargo, otro actor clave, menos discutido, pero igualmente relevante, es el cortisol, conocido como la hormona del estrés. Su interacción con los cambios menopáusicos puede tener efectos significativos en la salud.

El papel del cortisol en el organismo

Esta hormona glucocorticoides producida por las glándulas suprarrenales, situadas sobre los riñones, como respuesta al estrés. En dosis controlada es positiva y cumple con funciones como:

  • Producir energía
  • Equilibra los niveles de glucosa en inflamación
  • Controle los niveles de presión arterial.
  • Regula el sistema inmunológico
  • Metaboliza los carbohidratos, las grasas y las proteínas.
  • Controla el ciclo de sueño y vigilia.
  • Equilibra la sal y el agua del cuerpo
Uno de los tratamientos aplicados por expertos en esta etapa es Terapia de Reemplazo Hormonal (TRH)

Pero el exceso de cortisol puede causar muchos problemas a nuestra salud. Un estudio publicado en el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism  revela que las mujeres en la menopausia, especialmente aquellas con síntomas severos como los sofocos, tienden a tener niveles más altos de cortisol. En ese sentido se especula que la disminución del estrógeno puede desencadenar un aumento en la producción de esta hormona cuyos niveles elevados, en esta etapa, pueden contribuir a síntomas como insomnio, aumento de peso, bajo deseo sexual, cambios en la piel, cabello, estado de ánimo, alteraciones en el sistema nervioso, entre otros.

Asimismo, los bajos niveles de cortisol también inciden en el bienestar femenino y se manifiestan a través de síntomas como: fatiga, debilidad muscular, problemas cardiovasculares, concentración y ansiedad.

El equilibrio es la clave

Las mujeres en transición menopáusica deben entender que el estrés no es solo emocional, sino también bioquímico , y su manejo puede marcar la diferencia entre una menopausia complicada y una etapa de renovado equilibrio.

El primer paso es visitar al ginecólogo para acceder a un diagnóstico confirmado.

Cuida tu dieta: ingiere alimentos ricos en fibra, grasas saludables, proteínas y micronutrientes como magnesio y B6. Disminuye las harinas, azúcar, el café, ultraprocesados y alimentos que generan inflamación, intolerancia o pueden elevar el estrés.

Sueño reparador: respeta las horas de sueño para normalizar el ritmo circadiano del cortisol.

Muévete: el ejercicio regular, combina actividades de relajación, mindfulness, yoga y meditación, regula el sistema nervioso, mejora el ánimo y protege tu cerebro.

Organiza tu día: trata de ejecutar con calma las tareas más importantes para evitar el exceso de trabajo y el aumento del estrés, incluye pausas en tu agenda y celebra cada logro sin autoexigencia.

Activa tu mente y tu alma: salir a respirar aire fresco, conectarte con la naturaleza, leer, practicar la gratitud te brindará equilibrio emocional que es la base desde la que todo mejora

 

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