El cuidado de la piel, la barrera que resguarda los órganos internos de nuestro cuerpo, es un acto de amor propio que permite mantenerla saludable y joven, lo cual no se limita a los tratamientos quirúrgicos convencionales o el uso de cosméticos, sino también se logra con una dieta rica en alimentos, sobre todo, aquellos con alto nivel de colágeno, que permite desafiar el paso del tiempo, manteniendo la firmeza y la luminosidad.
Este nutriente, compuesto por aminoácidos, representa aproximadamente el 30 % de la proteína total del cuerpo y actúa como un andamiaje biológico que proporciona resistencia y elasticidad a los huesos, músculos, tendones y otros tejidos conectivos.
El cuerpo tiene la capacidad de generar este completo, cuya actividad disminuye a partir de los 25 años, y el colágeno ya presente, en la dermis, empieza a deteriorarse, debido a la acción de agentes externos como la contaminación, el estrés, entre otros favoreciendo la pérdida de elasticidad, flacidez, la aparición de arrugas, líneas de expresión. La cicatrización también puede verse comprometida y la piel se vuelve más susceptible a daños e infecciones.

A su vez, su deficiencia se vincula a una variedad de problemas de salud, incluyendo dolor en las articulaciones, osteoporosis, tendinitis, enfermedades de la piel, como la dermatitis, y otros problemas relacionados con los tejidos conectivos.
Rejuvenece tu piel desde adentro
Además de los prácticos suplementos de colágeno, la forma más fácil y saludable de ingerirlo es a través de alimentos que estimulan su producción para mantener tu piel firme y radiante.
Caldo de huesos:
Elaborado a partir de la cocción a fuego lento de huesos, cartílagos y tendones ricos en colágeno de tipo I que favorece la piel, las uñas y el cabello, es uno de los alimentos naturales más potentes para estimular su producción.
Carnes magras:
El pollo y el pavo son otra elección ideal. Estos proporcionan los aminoácidos fundamentales (glicina, prolina y lisina) para la formación de colágeno. Combinarlos en cada comida ayuda a mantener un suministro constante.
Pescados:
Los peces grasos como el salmón, la caballa y la anguila, además de su alto contenido en ácidos grasos omega-3, también son ricos en este completo, sobre todo en la piel, las espinas y las escalas. Por ello se recomienda cocinarlos en el horno sin quitarle la piel.
Frutas y verduras:
Especialmente aquellas que son ricas en vitamina C, necesaria para sintetizar colágeno de forma natural. Algunas de las mejores opciones son la naranja, fresas, pimientos, espinacas, tomate, aguacate y brócoli. Su consumo regular puede iluminar la piel, mejorar la textura de la piel y protegerla del daño solar, ayudando a que la piel se mantenga fresca.
Frutos secos
Las almendras, nueces, maní o pistachos contienen nutrientes esenciales como vitamina E, cobre, ácidos grasos, omega-3, luteína, zeaxantina y selenio, que contribuyen a la producción de colágeno en la piel.
Huevo
Su clara contiene prolina, un aminoácido esencial para la producción de colágeno en el cuerpo. Esto también favorece la salud capilar y la reparación de los tejidos.
Hábitos que favorecen este proceso
Aplique cremas hidratantes e ingiere abundante agua.
Usar protector solar.
Haga ejercicio moderado y de manera regular.
Dormir bien.
Recordemos que no se trata de eliminar cada arruga, sino de honrar nuestra historia, abrazando una piel sana y radiante que refleja el bienestar que cultivamos desde adentro.