El dolor menstrual, médicamente conocido como dismenorrea, es una patología que sufren muchas mujeres, en edad reproductiva, durante el inicio del ciclo menstrual, y que puede desaparecer a lo largo del primer día o persistir durante todo el período.
¿Qué es la dismenorrea?
Es una sensación, que se manifiesta a través de un dolor pélvico en la zona abdominal baja, cuya intensidad puede variar, ya que suele ser agudo y espasmódico o constante e irradiarse a otras zonas del cuerpo como la región lumbar y las piernas afectando la movilidad de la mujer e interfiriéndose con su vida social y la ejecución de sus actividades cotidianas, ya sean domésticas, laborales o académicas.
Además, puede estar acompañado de otros síntomas como hinchazón, náuseas y vómitos, cefalea, diarrea, mareos, ansiedad, depresión e irritabilidad.
Cabe destacar que este dolor se clasifica en dismenorrea primaria o funcional, cuyas causas no se precisan con exactitud, pero se vinculan al incremento anormal de la motilidad del útero por el aumento de unas sustancias químicas llamadas prostaglandinas, las responsables de la constricción de los vasos sanguíneos para disminuir la hemorragia y contraer el útero para eliminar por la vagina el contenido menstrual.
Por otro lado, la desmenorrea secundaria ocurre como resultado de una anomalía ginecológica. Las más frecuentes son la endometriosis, adenomiosis uterina, miomas, infecciones ováricas o uterinas, dificultades urológicas, entre otras. Este dolor no solo puede aparecer en la menstruación, sino también durante las relaciones íntimas o tras ellas. Por ello, es importante realizar un estudio según cada caso que permita tener un diagnóstico preciso y poder aplicar el tratamiento adecuado.

¿Cómo aliviarla con aliados naturales?
Para mitigar este dolor, muchas mujeres recurren a la ingesta de analgésicos, pero en la naturaleza encontramos varias plantas, con esta propiedad, que se pueden ingerir en infusiones que estimulan la sensación de calma y reconfortante.
Manzanilla
Es una de las recomendadas por los expertos. Contiene compuestos como flavonoides y cumarinas que actúan como antiespasmódicos naturales que estimulan la relajación de los músculos del útero.
Ingredientes para una taza
1 taza de agua (250 mililitros)
1 cucharadita de hojas secas de manzanilla (5 gramos)
Preparación
Agregue el agua a una olla y deja hervir.
Luego, agrega las hojas secas de manzanilla y deja que infusione por 10 minutos.
Apaga el fuego, cuela y consume hasta 3 veces al día.
Jengibre
Esta raíz, proveniente del sureste de Asia, contiene gingerol una sustancia que actúa como desinflamatorio aliviando el dolor. También es rico en vitamina C, hierro, zinc y otros compuestos que fortalecen el sistema inmunológico.
Ingredientes para una taza
1 vaso de agua
½ cucharadita de jengibre rallado
Preparación
Agrega la raladura de jengibre en el agua.
Lleva una ebullición y deja que infusione durante 10 minutos a fuego lento.
Luego cuela la ralladura, sirve en una taza y déjalo reposar unos minutos, ya que recomiendan no beberlo muy caliente. Puedes consumir hasta 3 gramos de jengibre por día.
Menta
Su componente activo, el mentol, reduce la tensión muscular aliviando el dolor. También contiene vitaminas A, B, C y D, calcio y potasio. Favorece la digestión y ayuda a mantener el peso.
Ingredientes para una taza
3 hojas de menta fresca
1 taza de agua
Preparación
En una olla, añade la taza de agua y lleva a ebullición.
Agrega las hojas de menta y deja hervir por 2 a 3 minutos.
Retira del fuego y deja reposar por 5 minutos.
Pasa la infusión por un colador. Toma de 2 a 3 veces al día.
Hábitos que marcan la diferencia
Cuida tu alimentación y mantén una dieta rica en frutas, vegetales como la naranja o la espinaca, ricas en vitamina B6, que mitigan el dolor.
Ingiere abundante agua.
Practique ejercicios aeróbicos con regularidad, los cuales también disminuirán el estrés.
Evita el consumo de café, alcohol y tabaco, que elevan el riesgo de tener esta dolencia.
Coloque una compresa con agua tibia sobre la zona afectada.
Recuerde que el chequeo ginecólogo, que se debe realizar, por lo menos, anualmente según los expertos, son claves para la detección temprana de alteraciones que pueden afectar la salud reproductiva.