Antes de tomar esta decisión, y elaborar un proyecto, es importante estar actualizado el investigar sobre las oportunidades, tendencias y riesgos que brinda el mercado, los productos o servicios que pueden generar competencia, a la audiencia y clientes potenciales con interés en el producto o servicio.
Esto te ayuda a tomar decisiones estratégicas, ajustar tu oferta e identificar nichos que pueden estar desatendidos y que representan una gran oportunidad.
No tener un plan de crecimiento
No basta con tener buenas ideas, si no se cuenta con plan de negocios, el cual no es solo es la carta de presentación ante potenciales clientes, sino el corazón del proyecto, ya que contempla los objetivos, los pasos y tiempo para lograrlos, el modelo de negocio, requerimientos financieros en ingresos y costos, las acciones a implementar en momentos difíciles y simples. Esta planificación se debe revisar con regularidad y ajustes a los requerimientos de la empresa.
Tener un plan tangible puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Descubrir su estado financiero
A menudo, los emprendedores subestiman los costos iniciales y el tiempo que tardarán en generar ingresos. Por ello, es importante conocer el estado económico desde el inicio del proyecto, lo cual es clave para crear un presupuesto y cubrir los gastos operativos durante los primeros meses.

No priorizar el trato con los clientes.
Es necesario establecer estrategias que permitan estar conectados con los clientes y poder establecer alianzas.
No invertir en marketing
Tener un producto increíble no significa que se venderá solo. Es esencial generar estrategias de marketing y ventas, adaptadas al presupuesto, empleando herramientas digitales con Inteligencia Artificial para tener una propuesta más acertada que impulse la promoción en las audiencias, llegar a nuevos clientes a través de los medios convencionales y redes sociales.
No contar con la asesoría de un experto.
El acompañamiento de un experto es clave para llevar a cabo un estudio de mercado efectivo, analizar la gestión de las finanzas y trazar métodos que impulsen el crecimiento del proyecto.
Comer errores es parte de este proceso, pero aprender de ellos y evitarlos a tiempo es clave para alcanzar el éxito.