Esta aversión al ruido, o fonofobia, es un instinto de supervivencia que desencadena la respuesta de lucha o huida, lo que explica por qué muchos canes terminan escapando despavoridos, exponiéndose a accidentes o extraviándose.
¿Por qué la pirotecnia se convierte en terror?
Comprender la causa es el primer paso para ofrecer calma. El miedo de su mascota a la pirotecnia no es un capricho, sino una reacción fisiológica y psicológica ante varios factores combinados:
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1. Audición hipersensible: Los perros perciben frecuencias y volúmenes inaudibles para nosotros. En consecuencia, un cohete se convierte en un sonido abrumador y doloroso.
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2. Imprevisibilidad: A diferencia de las tormentas, que tienen señales previas, los fuegos artificiales estallan sin aviso. La naturaleza aleatoria y brusca del ruido impide que el perro se aclimate a la amenaza, intensificando la sensación de peligro inminente.
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3. Amenaza percibida: Al no comprender el origen del ruido, el perro lo percibe como una amenaza directa a su seguridad, lo que se traduce en síntomas de ansiedad como jadeos, temblores, vocalización excesiva, intentos desesperados por esconderse o, en el peor de los casos, la huida.
El refugio seguro: estrategias para calmar a su mascota
Ante el inminente estallido, nuestra misión como dueños es transformarnos en un «ejecutivo tranquilo»: alguien que mantiene la calma y ofrece una estrategia de seguridad.
1. Crear la guarida definitiva
Lo primero, y vital, es que su perro permanezca dentro de casa. Una mascota asustada en el exterior es una mascota en riesgo de accidente o extravío.
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Aislamiento acústico: Habilite una «zona segura» en un lugar tranquilo, como un baño o un armario, idealmente sin ventanas o con las cortinas bien cerradas para mitigar los destellos de luz.
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Sonido amortiguador: Utilice música relajante (clásica o reggae), la televisión o incluso un generador de ruido blanco para camuflar los estruendos externos.

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2. La técnica del aislamiento y distracción
Una vez en el refugio, es momento de cambiar el foco de atención del can.
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Juguetes y premios: Ofrezca a su perro su juguete masticable favorito o un juguete interactivo relleno de comida (como un Kong con mantequilla de maní). Masticar y lamer son actividades que ayudan a reducir la ansiedad y a desviar su mente de la fuente del ruido.
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Venda antiansiedad: En algunos casos, aplicar un vendaje alrededor del cuerpo de la mascota en forma de ocho puede ejercer una presión calmante similar a un abrazo. Consulte con su veterinario sobre la correcta aplicación de esta técnica.
3. Su actitud es clave
Su perro es altamente perceptivo. Si usted se muestra nervioso o tenso, él interpretará que la amenaza es real y su pánico se reforzará.
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Mantenga la calma: Hable con un tono de voz bajo y normal. Ignorar el ruido de los fuegos artificiales (sin ignorar a su perro) le enseña que no hay un peligro inminente.
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No refuerce el miedo: evite consolar en exceso a su perro cuando está temblando o jadeando, ya que esto puede interpretar que su comportamiento de miedo es deseable. En su lugar, prémielo o acarícielo cuando muestre un momento de tranquilidad.
La solución a largo plazo: desensibilización
Para los perros con una fobia grave, las medidas de emergencia no son suficientes. La solución más efectiva a largo plazo es la desensibilización sistemática.
Este entrenamiento implica exponer al perro gradualmente a grabaciones de ruidos de fuegos artificiales a un volumen muy bajo, mientras se le ofrece algo muy positivo (premios de alto valor, un juego especial). Con el tiempo, se aumenta el volumen lentamente, siempre y cuando el perro permanezca tranquilo. Por lo que se debe realizar en momentos de calma y, preferiblemente, bajo la guía de un etólogo o veterinario conductista.
Recuerda que el sonido de la pólvora pasará, pero el recuerdo de su apoyo será indeleble. Por ende, al comprender el sufrimiento de su perro y actuar con preparación y serenidad, usted no solo alivia el miedo, sino que refuerza el vínculo de confianza.