Durante la Navidad la luz solar es menos intensa y los días son más cortos, por lo que el cuerpo produce menos vitamina D de forma natural.
Además, niveles adecuados de vitamina D se asocian con mejor salud cardiovascular, menor riesgo de diabetes y mejor estado de ánimo, algo especialmente relevante en meses fríos donde aumenta la sensación de fatiga y tristeza estacional.
La falta de este complemento puede ser silenciosa, pero hay señales clave: cansancio persistente, debilidad o dolor muscular y óseo, especialmente en espalda y caderas.
También pueden aparecer infecciones frecuentes, bajo estado de ánimo o depresión y caída de cabello inusual; si estos síntomas se mantienen, conviene solicitar un análisis de sangre para confirmar niveles.
Cómo tomar vitamina D de forma segura y efectiva
La fuente principal sigue siendo el sol: se recomienda exponer cara, brazos y manos unos 10‑20 minutos al día, varias veces por semana, evitando las horas de máxima radiación y siempre sin quemarse.
En invierno esta síntesis baja porque el sol incide con menos fuerza y solemos pasar más tiempo en interiores, por lo que muchas personas no alcanzan niveles óptimos solo con la exposición solar.

Los alimentos ricos en vitamina D ayudan a complementar: pescados grasos (salmón, caballa, sardina), yema de huevo, hígado, lácteos enteros o enriquecidos y productos fortificados como algunas bebidas vegetales o cereales.
Incluirlos de forma regular en el menú invernal favorece mantener reservas estables, aunque por sí solos suelen ser insuficientes en casos de déficit marcado.
Suplementos y forma de tomarlaCuando la dieta y el sol no bastan, el profesional de salud puede indicar suplementos de vitamina D, generalmente en forma de colecalciferol (vitamina D3).
La dosis debe ser personalizada según análisis de sangre, edad, estado de salud y, en el caso de embarazo o lactancia, necesidades aumentadas, por lo que nunca se debe automedicar.
Suele tomarse una vez al día o en dosis semanales/mensuales, acompañada de alimentos que contengan algo de grasa para mejorar su absorción.
Mantener la pauta durante todo el invierno, o el tiempo que indique el especialista, es fundamental para corregir el déficit y aprovechar su efecto protector en una estación donde la luz solar es limitada y la producción cutánea disminuye de forma significativa.