Mariángel Paolini
El síndrome de Asperger a veces se describe como autismo de alto funcionamiento y ahora se diagnostica bajo el paraguas de los trastornos del espectro autista (TEA): un grupo de afecciones del neurodesarrollo que afectan la forma en que una persona se comunica y se comporta.
Un diagnóstico temprano es importante para que el tratamiento pueda comenzar lo antes posible, en especial porque los síntomas pueden variar de un niño a otro. El tratamiento a menudo se centra en enseñar a los niños cómo interactuar mejor con otras personas, facilitando su integración social.
Sin embargo, el tratamiento para el Asperger (y en general para los TEA) no solo se centra en las terapias conductuales. Hay una variedad de otros tratamientos posibles, que incluyen medicamentos y cambios en la dieta. Estos últimos han sido explorados con muy poco éxito por la ciencia, básicamente por no poder garantizar la reproducibilidad en los tratamientos, la dificultad de algunas familias para mantener las dietas (que suelen ser muy restrictivas) en el tiempo y las poblaciones sujetas a estudio cuya estadística poco representativa ofrece poca fiabilidad.
Por otra parte, los problemas intestinales son uno de los trastornos médicos más comúnmente presentes en personas TEA y algunos investigadores han comprobado que están relacionados con mayor deterioro social, irritabilidad, problemas de comportamiento, trastornos del sueño y del lenguaje y cambios en el estado de ánimo.
Por este motivo se ha postulado la hipótesis de que son un síndrome de superposición. Es decir, que los TEA y los trastornos digestivos están asociados, por lo que un abordaje dietético seria una opción dentro del abordaje terapéutico.
¿Qué dice la ciencia basada en la evidencia?
Las recomendaciones de los expertos son que la dieta sin gluten y sin caseína no son tratamientos para prescribir de manera generalizada. Solo en los casos de sensibilidad al gluten o proteínas de la leche.
La dieta sin gluten es efectiva para mejorar los síntomas de pacientes TEA con problemas asociados a la ingesta de gluten (celiaquia, Sensibilidad al Gluten no celiaca, Alergia al trigo, Ataxia por gluten). No obstante, es muy probable que se hayan subestimado los beneficios de la dieta sin gluten en los pacientes TEA, pues aun cuando hay un buen número de familias que aseguran mejorías significativas, otras simplemente abandonan por no percibir cambios que justifiquen la complejidad y el costo de mantenerla tiempo suficiente para poder cuantificar los resultados, siguiendo los parámetros que dictan las pautas para una investigación científica.
En este tema aún hay un largo camino por recorrer… ¡y estudiar! Por lo pronto creo conveniente tener en cuenta que los TEA no son una enfermedad, por lo tanto no tienen “cura”. Lo que sí puede lograr a través del abordaje multidisciplinario es mejorar su calidad de vida a través de la mejor integración social, gestionando de manera asertiva algunos comportamientos que puedan comprometer su integridad, construir un futuro en el que puedan alcanzar independencia y si en todos estos aspectos, el componente digestivo puede mejorar el tratamiento (y la sostenibilidad en el tiempo) entonces bienvenido un plan de alimentación adaptado a sus necesidades, pero no con la esperanza de que a través de éste se obtendrá una cura.