Al despertar, el cuerpo experimenta un aumento natural de la hormona del estrés, el cortisol, que nos prepara para la acción cotidiana. Sin embargo, comenzar un nuevo día revisando el celular, inmersos en correos y noticias, eleva los niveles de esta sustancia que genera información crónica en el cuerpo y acelera el envejecimiento prematuro de las células mitigando la calidad de vida, que se puede fortalecer al adoptar hábitos consciente y activo.

Permanecer sentados durante horas no es solo falta de ejercicio, es una inercia letal que ralentiza el metabolismo, promueve la inflamación crónica y daña la salud cardiovascular.
Mejora tu calidad de vida en 4 pasos
Muévete más y detén el sedentarismo:
A medida que envejecemos, perdemos masa muscular y densidad ósea, lo cual es la principal causa de fragilidad y lesiones.
El primer paso en este camino es mantener nuestro cuerpo activo y ejercitarnos con regularidad, lo cual disminuye el sedentarismo que eleva el riesgo de tener obesidad, enfermedades cardiovasculares, entre otros. Estudio revelan que la actividad física reduce el riesgo de muerte prematura.
Una caminata
Realizar una caminata diaria durante 30 y 60 minutos, es una actividad de bajo impacto que mejora la salud cardiovascular y el bienestar mental.
Bailar
La música brinda diversos ritmos para disfrutar paso a paso en una bailoterapia, de 15 0 30 minutos dos veces por semana, favorece la memoria, libera endorfinas mejorando el estado de ánimo, el equilibrio y reduce el estrés.
Trotar
Sentadillas
Luego de trotar y relajar ligeramente tu cuerpo puede hacer una serie de 10 a 12 repeticiones de sentadillas, que mejora la resistencia y tonifica los músculos.
Nutrición consciente y equilibrada
La clave de una alimentación para una mayor duración radica en la moderación y la calidad vegetal: adopta la regla del 80% de saciedad (Hara Hachi Bu) para evitar la sobrecarga metabólica. Prioriza una ingesta rica en verduras, legumbres, frutas y cereales integrales, limitando la carne roja y los azúcares añadidos. Este patrón de consumo, más cercano a la dieta mediterránea o a la de las Zonas Azules, minimiza la inflamación crónica y aporta los micronutrientes necesarios para la reparación celular.
Sueño reparador
El sueño es el proceso de reparación biológica más importante. Para asegurar su eficacia, la higiene del sueño debe ser una prioridad: mantén un horario de descanso riguroso (acostarte y levantarte a la misma hora, incluso los fines de semana) y establece un ritual de apagón de pantallas al menos una hora antes de dormir. La oscuridad total y una temperatura fresca en la habitación son esenciales para optimizar la producción de melatonina y garantizar que el cuerpo realice las funciones de limpieza cerebral y reparación muscular.
Cuidado Mental
Gestionar el estrés es tan vital como el ejercicio físico, ya que el cortisol crónico acelera el deterioro. La técnica principal es cultivar el propósito (Ikigai) y la conexión social. Dedica 10 minutos diarios a la meditación o gratitud para «resetear» tu sistema nervioso y reducir la ansiedad percibida. Además, invierte tiempo activamente en fortalecer tus lazos afectivos y en contribuir a la comunidad, ya que el aislamiento emocional es uno de los mayores predictores de una menor esperanza de vida.
También es importante acudir al chequeo médico para prevenir la aparición de enfermedades.
Igualmente, evitar el consumo de alcohol y cigarrillos.